La llama doble
Octavio Paz
Seix Barral
1993

224 páginas
p.v.p. 15,25 €
978-84-322-1111-9

Este no es un ensayo fácil, por varios motivos: a) tiene un tono academicista y como antiguo; b) cuando se ve al Paz poeta -dos frases- la cosa pierde mucho; c) el ensayo no depara sorpresas estructurales: es un repaso histórico al asunto, con un prólogo; d) algunas páginas, hacia el final, pierden ligeramente los papeles y se nos vuelven artículos de opinión; e) algunas ideas -caminando habitualmente en un justo medio poco tónico- no resultan nada atractivas.

Ahora bien, es un ensayo donde se intenta hablar de sexo, de erotismo y de amor. Un ensayo que reniega de los tratados al uso para profundizar en la persona y en la historia, hablando del cuerpoalma; de personas y no de doctrinas; de naturalezas y no de ideologías. Porque aporta algo de luz y porque apunta líneas de estudio interesantes -que él no tiene tiempo de abordar- es un ensayo que conviene tener en mente. Aunque no sea fácil.

Texto: Javier Casacuberta / Ilustración: Paula G.

Otros títulos para lectores de La llama doble
Sor Juan Inés de
la Cruz o las trampas de la fe
Octavio Paz
Fondo de Cultura económica
978-968-161211-5
673 páginas

La apariencia desnuda (La obra de Marcel Duchamp)
Octavio Paz
Alianza
2003
978-84-2067-081-2
208 páginas

El hombre sin atributos
Robert Musil
Seix Barral
2004
978-84-3222-774-5
1560 páginas

El collar de la paloma
Ibn Hazm
Alianza
1998
978-84-2063-430-2
368 páginas

Historia del Genji (Genji Monogatari)
Murasaki Shikibu
Atalanta
2005
978-84-9346-252-9

Cántico espiritual
San Juan de la Cruz
Crítica
2002
978-84-8432-388-4
1024 páginas

2 comentarios:

Mundi dijo...

Últimamente escucho muy a menudo cómo los intelectuales tratan de desvincularse de ideologías. Como si frente una crítica que quisiera genenalizar y almacenar a las personas y sus obras en cajones bien diferenciados, los propios autores necesiten desvinculrse exageradamente de cualquier macroestructura de pensamiento para poder así mostrar su originalidad. O por lo menos para poder expresar su voz sin aditamentos ideológicos que lastren su discurso. Veo que como crítico alabas esa intención y sin emabargo me pregunto si no estaremos asistiendo al final de la crítica literaria tal y como la conocemos. ¿Se han acabado las generalidades? ¿Son los discursos propios reflejos inconscientes pero reales de una ideología que nos inunda aunque no queramos? En definitiva ¿Queda sitio para nuestra voz tras escuchar tantas otras voces?
Felicidades por el blog.

Anónimo dijo...

Hola Mundi, gracias por tu comentario y felicidades a ti. Voy a intentar decir algo, sobre todo por mantener esta conversación un poco más. Lo que yo hice con La doble llama no es una crítica, sino algo mucho menor; de todos modos, sea bienvenido si ha servido para hablar de ideología y autor, que es el tema que nos planteas. Voy a intentar ser breve.
Hay una forma tragico-apocalíptica de ver esta cuetión: el desarrollo hacia el infierno es el siguiente: desde que/como hay personas hay ideología, la ideología clasifica, tú como persona eres ideología, ya no hay personas. Hala, a quemarse vivo.
Esa es una opción.
La otra es considerar que uno es uno y dice cosas. Que luego alguien diga que tus palabras tienen claras concomitancias con ciertas ideologías es otro problema. Si un crítico se siente cómodo haciendo conjuntos (esos montoncitos de piedrecitas de colores rodeados por una línea negra, acompañados de una A como flotante en un lateral), adelante. Los conjuntos en sí mismos son lo que son: si son conjuntos mentirosos el problema es de la mentira, no del conjunto. Si, más aún, un crítico lee un autor y lo explica a partir del conjunto donde lo ha insertado -con más o menos oportunidad- el problema es del crítico, no del autor.
El autor que escriba pensando en los conjuntos y en la torpeza o no del que hace los conjuntos tiene un problema.
En fin, esto es lo que se me ocurre. Faltan cosas por contestar, pero pueden ir saliendo en adelante.