AAVV
Cineastas frente al espejo
T&B Editores
Madrid, 2008
238 pág.
P.V.P. 16,50 €

En 1948, en un artículo publicado en la revista L’Écran Français, el director y crítico francés Alexandre Astruc acuñó un nuevo término: la camera-stylo. Astruc pensaba en el cine como un instrumento con el que los cineastas podían expresar sus pensamientos y sus sentimientos igual que los escritores lo hacían con la pluma estilográfica en sus ensayos y novelas. El libro Cineastas frente al espejo reúne quince artículos sobre algunos de los cineastas que alcanzaron aquella aspiración: escribir con la cámara. Diarios fílmicos, autorretratos, cartas filmadas… Un cine de lo íntimo que recorre el día por fuera, sencillamente, que recupera el valor del objeto, lo señala, lo nombra y nos recuerda su presencia: la taza, el juguete, el rayo de sol que parte la mesa. Cineastas que graban su mundo, su reflejo en el mundo, sus ojos mirando. Películas personales, hechas a solas, que se mueven en los márgenes del cine que nos llega en abundancia en un circuito demasiado cerrado que da la espalda a lo discreto.

Hace décadas que tenemos la costumbre de grabar los acontecimientos importantes de nuestras vidas, antes en 8 mm., ahora en formatos digitales cada vez más asequibles que nos permiten dejar un recuerdo en movimiento de haber estado aquí. Una especie de memoria externa, por si nos falla la nuestra. Alain Cavalier explicaba así esta costumbre: “Me llevó mucho tiempo entender algo simple: que no puedo soportar que algo que veo y que me gusta desaparezca, por eso tomo notas de todo y ahora filmo cosas”. Los hermanos Lumiére ya lo hicieron, entre su filmografía encontramos escenas familiares y cotidianas: el desayuno de un bebé, una partida de naipes, la llegada de un tren a la estación… Desde entonces hasta hoy, el cine ha buscando siempre formas de ponernos en contacto inmediato con el mundo.

Mientras Naomi Kawase llama por teléfono al padre que le abandonó de niña, su cámara graba el sonido de su llanto, la voz del padre extraño, el silencio del abandono más crudo (Ni tsutsumarete/En sus brazos, 1992). En Vakantie van de filmer (Las vacaciones del cineasta, 1974), Johan van der Keuken nos da la imagen opuesta, la felicidad familiar. Este libro también nos acerca a los diarios de Jonas Mekas, de David Perlov, de Nanni Moretti, con sus gentes, sus gestos, sus conversaciones. Y a las cartas filmadas: en News from Home, Chantal Akerman filma la ciudad de Nueva York mientras escuchamos el contenido de las cartas que su madre le envía desde Bélgica; en Sans Soleil, de Chris Marker, una voz en off nos escribe desde países lejanos. Son algunos títulos de un cine que busca su sitio entre el documental y la ficción. Las películas no son fáciles de encontrar, pero estos textos hablan a los ojos con la misma calidez que las imágenes que nombran.

Texto: Lucía Boned/ Ilustración: Matías Males

Otros títulos para lectores de Cineastas frente al espejo:

Autobiografías visuales

Guasch, Ana Maria

Ed. Siruela

P.V.P. 13,95 €

Ningún lugar adonde ir

Mekas, Jonas

Caja negra Editora

P.V.P. 28,00 €

Víctor Erice/Abbas Kiarostami. Correspondances

Bergala, Alain; Balló, Jordi (dir.)

Centre Pompidou

P.V.P. 15,00 €

Documental y Vanguardia

Torreiro, Casimiro; Cerdán, Josetxo (ed.)

Editorial Cátedra

P.V.P. 18,60 €

El libro de la almohada

Shonagon, Sei

Alianza Editorial

P.V.P. 6,75 €


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