Con los ojos abiertos: conversaciones con Marguerite Yourcenar.
Entrevistas con Matthieu Galey
Editorial Plataforma
págs: 368
ISBN: 978-84-96981-27-0
p.v.p. 19,95 €

Hay quien se acerca a los libros en busca de conversación. Instalados en el mejor de los espacios posibles, con un dominio total del tiempo, uno abre el libro elegido, elegido, he aquí uno de los secretos de esta conversación perfecta, y escucha con la lentitud necesaria. Y como ocurre con toda clase de conversaciones, cuando merecen la pena, uno ya nunca deja de participar en ella.

Las entrevistas de Matthieu Galey, realizadas a lo largo de varios años y revisadas cuidadosamente por la autora, tocan toda clase de temas y Marguerite Yourcenar profundiza en la mayoría de ellos con ese tipo de intensidad, de exigencia, que impregna toda su obra. Reflexiones sobre los acontecimientos y personas que marcaron su biografía así como sobre el mundo en el que vive y frente al cual no deja nunca de posicionarse se suceden a lo largo de un recorrido que revisa sus obras fundamentales y ahonda en los procesos internos de su escritura.

Es un libro denso y sin concesiones, que recompensa como una de esas experiencias que se perciben verdaderas. Si quieren saber qué más les ofrece tendrán que leerlo, aunque Marguerite Yourcenar nos ofrece una posible respuesta cuando dice: “Todo escritor es útil, o es nocivo. Es nocivo si es farragoso, si deforma o falsifica (aún inconscientemente) para obtener un efecto o un escándalo; si se acomoda sin convicciones a opiniones en las cuales no cree. Es útil si ayuda a la lucidez del lector, lo desembaraza de timideces y de prejuicios, le hace ver y sentir lo que ese lector no hubiera visto ni sentido sin él.”

Texto: Catalina González / Ilustración: Paula G.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

catali, que interesante la toma de postura de yourcenar, esa exigencia. sin embargo, es tan difícil clasificar a los autores según si se exigieron -si hicieron sólo aquello que les pareció imprescindible, ineludible, grave/urgente- o si, por el contrario, defraudaron... para ponerlos en un sitio o en otro deberíamos penetrar en su cerebro con los dedos o, más difícil aún, confíar en su palabra...
javi

Mundi dijo...

Es guay lo que dices acerca de la charla con los libros, el ritmo que marca el pasear de hojas. Me apunto si el sillón es con orejeras o más si hay un balancín mirando hacia una ventana. La cita es fresca, fresca, pone con palabras algo que en ocasiones había intendado expresar, y que por obtuso había desechado. De cualquier manera veo lagunas entorno a aquellos escritores que tratan de escribir algo en lo que no creen, o que tratan de comprender. Lo de acomodar es bastante clave. No hace falta meterse en el cerebro de nadie, basta ver si existe una búsqueda real por comprender a los otros. Porque si no existe esa escucha es porque la comodidad de nuestra pequeño mundo afortunado no desea correr el riesgo de resquebrajarse.

Anónimo dijo...

javi, creo que, al margen de las clasificaciones que no hacen sino constreñir la amplitud vital que genera cualquier acto creador, no es difícil detectar la honradez del escritor o su absoluta ausencia -me parece que a esto se refiere la cita-, o,más concienzudamente, descubrir el engaño y la falta de ideación que se esconde detrás de los diferentes posicionamientos que ofrece el panorama literario. jose

lanut dijo...

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